
Machu Picchu, una de las Siete Maravillas del Mundo desde 2007 y motor económico del Cusco, atraviesa una crisis en su gestión que exige medidas urgentes. Problemas como largas colas, una plataforma digital deficiente, exceso de visitantes y desorden en el transporte han puesto en evidencia la necesidad de un liderazgo unificado y de acciones inmediatas para garantizar su conservación y sostenibilidad.
Según la Asociación Peruana de Operadores de Turismo, más del 60% de la economía regional depende del santuario, generando cerca de 3 millones de soles diarios en el corredor Cusco–Machu Picchu. Cada boleto no vendido o tour cancelado representa una pérdida directa para hoteles, restaurantes, agencias de viaje y guías turísticos.
“Los problemas que enfrenta Machu Picchu no son hechos aislados, sino el reflejo de una gobernanza fragmentada. La ausencia de un liderazgo unificado y la descoordinación entre autoridades han generado un vacío que limita una gestión eficaz del santuario”, advirtió Erick Chuquitapa, economista de la Red de Estudios para el Desarrollo (REDES).
Cuatro claves para el futuro de Machu Picchu
Para enfrentar este escenario crítico, expertos proponen avanzar con cuatro medidas prioritarias:
- Gobernanza y gestión participativa. Crear una Mesa de Diálogo Permanente que articule a autoridades locales, regionales y nacionales, asegurando una administración responsable que proteja el valor patrimonial y potencie el desarrollo económico.
- Sistema de visitas transparente y moderno. Mejorar la plataforma digital de boletos y aplicar controles de aforo efectivos. Solo en abril, en la ruta 1-B hacia la terraza superior, ingresaron más de 2,500 personas por encima del límite permitido.
- Nuevos accesos y diversificación de rutas. Reducir la dependencia de los buses y evaluar alternativas como la conexión con Choquequirao a través de rutas andina (Aguas Calientes) y amazónica (Santa Teresa), lo que aliviaría la presión sobre la ciudadela y beneficiaría a más comunidades.
- Educación y turismo sostenible. Implementar campañas de concientización y programas de formación que conviertan a los guías en aliados estratégicos para el cumplimiento de las normas y la protección del entorno natural.
Al cumplirse 18 años desde su reconocimiento como Maravilla del Mundo, Machu Picchu enfrenta el reto de equilibrar la conservación de su patrimonio único con la necesidad de sostener la economía regional. Para ello, especialistas coinciden en que se requiere decisión política, planificación y compromiso ciudadano.